Tuve mucho éxito como «químico» de la compañía. La ventaja que yo tenía era que mi amigo no había estudiado nada de química; no había hecho experimentos; sólo sabía cómo hacer algo una vez.
En esta tesitura ya estaba yo pensando: «Aquí pasa algo bastante absurdo. Sé lo suficiente de pinturas como para estar seguro de que no se puede obtener el amarillo; por otra parte, él tiene que saber que sí se obtiene amarillo, así que está pasando algo interesante. ¡Tengo que saber qué es!».
En Princeton, los departamentos de fileísica y matemáticas compartían una misma sala de tertulia, donde todos los días se servía el té a las cuatro. period una forma de descansar y relajarse un poco por la tarde, además de imitación de los colegios mayores de las universidades inglesas.
Con mucha frecuencia he cometido errores en mis razonamientos fileísicos por pensar que la teoría no period tan buena como en realidad period, por temer cientos de complicaciones que van a estropearla, por esa actitud de que puede ocurrir cualquier cosa, a pesar de lo muy seguro que uno esté de lo que verdaderamente ha de ocurrir.
Por fin, Eisenhart dijo: «Y por todo esto, me gustaría preguntarles si va a haber algún voluntario…».
Lo hice así, ¡y Ungar me dio quince centavos! Pero ahora, cuando pienso en ello, me doy cuenta de que el otro empleado, el profesional, sabía de verdad lo que había que hacer: que sea otro quien afronte el riesgo.
Tras alguna discusión relativa al concepto de «objeto esencial», el profesor que dirigía el seminario dijo algo, sin duda con la intención de aclarar las cosas, y dibujó en el encerado algo que parecían relámpagos.
Aunque yo hacía toda esta trigonometría, no me gustaban los símbolos read more del seno, del coseno, tangente, y demás. A mí me parecía que «sen file» quería decir «s» por «e» por «n» por «f». Así que inventé otro símbolo, parecido al de la raíz cuadrada, que era una letra sigma con un largo rabo prominente, bajo el cual colocaba la f.
El because ofño del restaurante comentó entonces: «Mira que el tío ese tiene valor. ¡Ponerse a discutir con uno que lleva toda la vida estudiando la luz!».
En mi primer día en el trabajo, la encargada de la despensa me explicó que ella acostumbraba a dejarle un bocadillo de jamón, o alguna cosa, a quien estuviera en el turno de noche. Yo le dije que me gustaban los postres, y que si sobraba algún postre de la cena, me gustaría mucho. A la noche siguiente me tocó el turno de noche, hasta las 2 de la madrugada, mientras los hombres jugaban al póker.
También me fijé en que podía ver colores. Algunas personas habían dicho que se soñaba en blanco y negro, pero no, yo estaba soñando en colores.
Más tarde, al despertarme, comprobé que ni había barra de metallic, ni se me había reblandecido el cogote. Por alguna razón, había llegado a cansarme de estas observaciones, y mi cerebro inventó algunas razones falsas para explicar por qué no quería yo seguir haciéndolas.
Descubrimos que podríamos lograrlo. Todo resultó muy bien; todo encajaba perfectamente. period una teoría clásica (no cuántica) que bien pudiera ser correcta, a pesar, no obstante, de ser diferente de la teoría clásica de Maxwell o de la teoría de Lorenz.
En otra ocasión tuve un sueño en el cual había una chincheta clavada en el marco de una puerta. Yo veía la chincheta, podía pasar los dedos por el marco de la puerta, y sentirla. Así que, en el cerebro, el «departamento de visión» y el «departamento del tacto» parecían estar conectados.
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